Oración compartida 19 de aprile 2024

Congregación de Jesús y María
Asociados de Benín
Provincia de África

Presentación

Estimados asociados, miembros, amigos y candidatos,

En este cuarto mes del año de gracia 2024, los asociados eudistas de Benín os proponen compartir la oración eudista.

Con un total de 101 miembros hasta la fecha, distinguimos dos categorías de asociados eudistas en Benín según sus obras:

- Los amigos de los niños del hogar San Juan Eudes (ADEF) de Agassa Godomey que son asociados eudistas en la obra de misericordia. Ayudan voluntariamente al Padre Roger MEDJI en el cuidado de los huérfanos y en la gestión global del orfanato Claudio MIGNECO.

- Los Asociados Eudistas para la Predicación (ASEP). Llevan a cabo sesiones de evangelización de parroquia en parroquia mediante oraciones de siete días consecutivos llamadas Jerico. Estas oraciones, que pueden durar hasta cuatro o cinco horas por sesión, atraen a multitudes e insuflan nueva vida a las parroquias.
También hay un centenar de candidatos en formación para su primer compromiso como asociados eudistas.

Abril es un mes en el que la Iglesia universal celebra especialmente los siguientes acontecimientos:
- Octava de Pascua (del lunes 1 de abril al sábado 6 de abril de 2024): Período de celebración que prolonga la alegría de la resurrección de Cristo después de Pascua.
- Domingo de la Divina Misericordia (7 de abril de 2024): Fiesta que pone de relieve la infinita misericordia de Dios hacia la humanidad.
- Solemnidad de la Anunciación del Señor (8 de abril de 2024): Conmemora el anuncio hecho por el ángel Gabriel a María de su inminente maternidad, nueve meses antes de Navidad.

Alabado sea el NOMBRE del Señor que nos concede la gracia de vivir estos acontecimientos.

¡Abandonémonos ahora al ESPÍRITU SANTO!

Himno de entrada: Canto al Espíritu Santo

Quiero alabarte, oh Paráclito
Espíritu Santo, ven y llena mi vida
Quiero alabarte, oh Paráclito
Espíritu Santo, ven y llena mi vida

Lo he dejado todo para servirte
Espíritu Santo ven y llena mi vida
Dejé todo para servirte
Espíritu Santo ven y llena mi vida

Quiero adorarte, oh Paráclito
Espíritu Santo, ven y llena mi vida
Quiero adorarte, oh Paráclito
Espíritu Santo ven y llena mi vida

Lo he dejado todo para servirte
Espíritu Santo ven y llena mi vida
Lo dejé todo para servirte
Espíritu Santo ven y llena mi vida

Evangelio según San Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro por la mañana temprano; aún estaba oscuro. Se dio cuenta de que habían quitado la piedra del sepulcro. Corrió a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto. Pedro y el otro discípulo fueron al sepulcro. Corrieron juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro.

Al agacharse, vio que los lienzos estaban tendidos; pero no entró. Simón Pedro, que le seguía, llegó a su vez. Entró en el sepulcro y vio los lienzos tumbados y el sudario que había envuelto la cabeza de Jesús, no colocado con los lienzos, sino enrollado en su sitio. Entonces entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. Hasta entonces, los discípulos no habían comprendido que, según las Escrituras, Jesús tenía que resucitar de entre los muertos.

San Juan Eudes: Cristo en el centro de nuestra vida (San Juan Eudes, El Reino de Jesús, 1ª p., §7; 0.C.I, 114-117)

"El Padre quiso que su Hijo Jesús fuera todo en todas las cosas. Él mira y ama todas las cosas en él, y sólo lo mira y lo ama en todas las cosas".

El primero y principal, más aún, el único objeto de la mirada, del amor y de la complacencia del Padre eterno, es su Hijo Jesús. Digo el único; porque, como este divino Padre quiso que su Hijo Jesús fuese todo en todos (Ef 1,23) y que todas las cosas fuesen coherentes en él y por él (Col 1,17), según la palabra de su Apóstol: así mira y ama todas las cosas en él, y sólo a él mira y ama en todas las cosas. Y así como el mismo Apóstol nos enseña que hizo todas las cosas en él y por él (Col 1,16), así también nos enseña que hizo todas las cosas para sí (Heb 2,10). Y así como puso en Él todos los tesoros de su ciencia y sabiduría (Col 2,3), de su bondad y hermosura, de su gloria y felicidad, y de todas sus demás perfecciones divinas, así Él mismo nos proclama en alta voz y repetidamente que ha puesto toda su complacencia y deleite en este Hijo único y amado (Mt 3,17). Sin embargo, esto no excluye al Espíritu Santo, puesto que es el Espíritu de Jesús y es uno con Jesús.

A imitación de este Padre celestial, a quien debemos seguir e imitar como Padre nuestro, Jesús debe ser el único objeto de nuestra mente y de nuestro corazón. Debemos mirar y amar todas las cosas en él, y no debemos mirar y amar nada más que a él en todas las cosas. Debemos hacer todas nuestras acciones en él y para él. En él hemos de poner todo nuestro contento y nuestro paraíso; porque como él es el paraíso del Padre eterno, en quien se complace: así este santo Padre nos lo ha dado y él se nos ha dado para que sea nuestro paraíso. Por eso nos manda que hagamos en él nuestra morada: Permaneced en mí (Jn 15,4). Y su discípulo amado repite dos veces más este mandato: "Permaneced en él", dice, "hijos míos, permaneced en él" (I Jn 2,28).

Y San Pablo, para conducirnos a ello, nos asegura que no hay condenación para los que permanecen en Jesucristo (Rom 8,1). Pero cuando digo que Jesús debe ser nuestro único objeto, esto no excluye al Padre y al Espíritu Santo. Pues el mismo Jesús nos asegura que quien le ve, ve a su Padre (Jn 14,9); quien habla de Él, habla también de su Padre y de su Espíritu Santo; quien le honra y le ama, honra y ama del mismo modo a su Padre y a su Espíritu Santo; y quien le mira como único objeto, mira al mismo tiempo al Padre y al Espíritu Santo.

Mira, pues, a este amantísimo Salvador como único objeto de tus pensamientos, deseos y afectos; como único fin de todas tus acciones; como tu centro, tu paraíso y tu todo. Retírate a él por todas partes, como a un lugar de refugio, elevando a él tu mente y tu corazón. Permanece siempre en él, es decir, que tu mente y tu corazón, todos tus pensamientos, deseos y afectos estén en él, y que todas tus acciones se realicen en él y para él. Recuerda de vez en cuando que estás ante Dios y en Dios mismo (cf. Hch 17, 28); que nuestro Señor Jesucristo, según su divinidad, te rodea por todas partes, e incluso te penetra y te llena, de modo que está más en ti que tú mismo, que piensa continuamente en ti, y que sus ojos y su corazón están siempre vueltos hacia ti.

De la Web TV de los Eudistas de la Provincia de África

Oh Sagrado Corazón de Jesús

Oh Sagrado Corazón de Jesús, yo os adoro con todas las potencias de mi alma, y os las consagro para siempre, con todos mis pensamientos, mis palabras y mis obras; que no os dé, oh divino Corazón, tanta adoración, amor y gloria como vos daréis a vuestro Padre Eterno.

Sé el reparador de mis faltas, el protector de mi vida, mi refugio en la hora de mi muerte; te pido la misma gracia para todos los pobres pecadores, los corazones afligidos, los moribundos, y en general, Salvador mío, para todos los hombres de la tierra, a fin de que el precio de tu preciosa Sangre no se pierda para ellos; concédeles también que se aplique al alivio de las almas del Purgatorio: Esto es lo que deseo pedirte, oh Corazón adorable, con cada latido de mi corazón y de mis venas, hasta el último suspiro de mi vida.

Que así sea.

San Juan Eudes

Moderadores de reuniones de Zoom

Abierto el 19 de abril de 2024

Grace Waithira Karanja

Provincia de África
En línea:
19:30 - 21:00
(hora local - Kenia)

Idioma: inglés

Lucy Princesse Segbe

Provincia de África
En línea:
20:00 - 21:30
(hora local - Costa de Marfil)

Idioma: francés

Ana Maria Pinheirop

Provincia de Colombia
En línea:
21:00 - 22:30
(hora local - Brasil)

Idioma: español, portugués

Kenia

Costa de Marfil

Brasil

Oración Compartida Eudista 19 en Zoom

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