Centenario de la presencia Eudista en Venezuela

8 de diciembre de 2024

¡Llevamos 100 años caminando juntos!
Creo que es maravilloso poder decir «nosotros», y todos aquí pueden decir “nosotros” porque este «nosotros» existe, y creo que es lo más hermoso que se ha construido a lo largo de todos estos años, construir una comunidad, una fraternidad, en el nombre de Jesús, para su misión, en la escuela de santidad de Juan Eudes. Asumimos una identidad común y una historia que se convierte en la nuestra.  

No estamos celebrando una provincia como una estructura administrativa, no estamos celebrando un gran éxito comercial, ningún logro deslumbrante según el mundo. Estamos celebrando la construcción de relaciones humanas auténticas, basadas en la fe en Jesucristo, para servir su proyecto de vida en Venezuela. Porque así es como funciona la comunidad cristiana: un tejido de relaciones. Un hermano habla con otro, juntos bajo la mirada de Dios, y en la fe avanzan para continuar lo que ha comenzado, llamando a otros para participar en el proyecto. Así fue para el P. Pierre Buffet y sus compañeros en 1924. Empezaron por conocer gente, por crear relaciones, y poco a poco nacieron proyectos, continuaron, y vinieron otros, y así sucesivamente como lo contó ayer P. Martin.

El nacimiento y desarrollo de una misión siempre implica relaciones humanas, con todo lo que ello implica en términos de tiempo, descubrimiento y conocimiento mutuo. La misión es como un tejido, hecho con perseverancia, que nunca se detiene, que a veces se desenreda un poco, se ralentiza, o cambia de color, o cambia de diseño, pero se teje igual, como se tejen las relaciones, con paciencia, con libertad y verdad. Nuestras vidas son una serie extraordinaria de tejidos.

La provincia de Venezuela es un bellísimo tejido de relaciones. Con la gracia de Dios, que quede clara la imagen: estamos unidos como los hilos de un tejido, se ha creado algo único entre nosotros. Estamos en una comunidad de destino porque nos hemos encontrado, porque se ha establecido una relación cuyo origen no es un cálculo de intereses o una misma afición o una similitud social o económica. Los que nos encontramos están ahí en nuestra memoria, porque un día entraron en nuestra historia, a veces fugazmente, pero lo cierto es que estamos constantemente creando relaciones humanas, tejiéndolas entre nosotros.

¿Quién nos teje juntos? ¿Quién crea las relaciones entre nosotros? ¿Qué se crea al final entre nosotros? La única respuesta posible es el Señor, que nos une, nos teje juntos, él es la fuente de nuestras relaciones nos pone en un destino común, en este mundo y en el futuro. La fe nos ha dado los unos a los otros, Dios nos ha entretejido.

P. Jean-Michel AMOURIAUX, c.j.m.
Superiore Generale

Cada uno de nosotros debe estar consiente que solamente Jesús tiene el poder para cambiar cualquier aspecto difícil en nuestra vida. Habrá momentos en la vida cuando Dios se manifestara de una manera inusual y cuando menos lo esperemos, sin embargo, cuando esto pase debemos correr a su pies en busca de ese milagro que tanto anhelamos en nuestro corazón. Cuántas personas han estado esperando una respuesta de Dios, perseverando en oración, asistiendo a la iglesia, haciendo ayunos, etc.; pero cuando el Señor estaba a punto de responderlos, estos se rindieron y dejaron de insistir en aquello que tanto querían. Perdieron su oportunidad. Estos ciegos habían escuchado posiblemente de Jesús y sabían que podía darles la vista, pero no había forma de que pudieran buscarlo por su discapacidad; pero cuando oyeron que era Él el que pasaba por donde ellos estaban, no desaprovecharon la oportunidad, sabían que era única y que a lo mejor jamás volverían a tenerla por lo que clamaron a gran voz: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Quiera Dios que nosotros jamás desistamos de buscar su favor divino y seamos capaces de reconocer una oportunidad única de presenciar su gran poder.

Queridos hermanos, que en este día cuando nos reunimos para compartir la fe y alegría que nos une como familia, podamos seguir aprendiendo de la Palabra liberadora de Dios que siempre nos invita a revisar nuestra vida interior.

Que sea oportuna la ocasión para agradecer a tantos hombres que con sí generoso al estilo de María pudieron hacer realidad que el Carisma de San Juan Eudes se inculturara en nuestra amada tierra de Venezuela. Ahora a mirar juntos como hermanos el presente y el futuro con ojos nuevos para seguir respondiendo a los grandes desafíos que nos esperan. Aun nuestro carisma sigue vigente, aún muchas cosas que hacer. Que podamos dejar huellas como lo hicieron nuestros hermanos sacerdotes eudistas y podamos seguir siendo testimonios de vida. Amándonos y comprometiéndonos con la Misión de Cristo y de su Iglesia.

P. Rafael VILORIA, c.j.m.
Superior Provincial

En 1924 empezó otro sueño: Pedro Buffet, Pedro Le Doussal, Javier Wezemael, que continuó con más de 80 sacerdotes hasta el día de hoy. Todos ellos son parte importante de esta historia.

La historia no es algo abstracto que podemos decir como un mero relato de acontecimientos. Más importante aún, tiene que ver con personas, con personas concretas que vinieron de mundos diferentes a estas tierras: franceses, belgas, canadienses, colombianos, ecuatorianos, chilenos, estadounidenses y por supuesto venezolanos. Todos y cada uno de ellos han prestado y hemos prestado nuestro servicio en esta tierra de gracia, en la pequeña Venecia como algunos la refieren según el origen de su nombre.
Cada uno aportó algo, dio lo mejor de sí. Cada uno supo entender el legado de san Juan Eudes y lo plasmó en un lienzo que se llama Venezuela. Hoy nosotros somos herederos de esta historia.

Como el evangelio de hoy, sabemos que la mies es mucha y los obreros eudistas seguimos siendo pocos. No somos más de 20 sacerdotes, pero tenemos la riqueza de tantos asociados que se han unido a esta obra, tenemos la riqueza de tantos misioneros que también se han unido a estos proyectos. Tenemos tantos amigos y amigas que comparten nuestro carisma y espiritualidad en toda Venezuela. Esta es la riqueza de los eudistas: su gente.

La mies es mucha y los obreros seguimos dando lo posible para que la vida eudista siga aconteciendo en Venezuela, a pesar de las dificultades de nuestro país, a pesar de la escasez de vocaciones sacerdotales. Creo que Dios siempre ha mirado esta tierra con ojos de gracia y de bendición.

P. Martín Solano, c.j.m.
Vicario General

Centro Eudista de formación San Gabriel

Av Principal de la Tahona, Caracas 1083, Miranda, Venezuela


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